Si todavía no están familiarizados con Lizzo, pronto van a escuchar mucho más sobre ella.
La cantante y rapera sacó su nuevo álbum “Cuz I Love You” y rápidamente subió en las listas de éxitos junto a artistas como Beyoncé. Eso no debería sorprender a nadie que sepa algo sobre la cantante de “Juice”, que también sacudió a la multitud en Coachella hace algunos días.
Las canciones de Lizzo como “Coconut Oil” y “Good As Hell” no suenan como disculpas, son como mantras de amor propio que dan poder a un grupo demográfico que rara vez vemos en la música pop: mujeres negras de talla grande. En su música están representadas como confiadas, sexuales y muy divertidas.
Lizzo, nacida como Melissa Viviane Jefferson, creció en Houston y dejó de hablar durante tres meses cuando tenía 20 años. “No sé qué estaba mal. Estaba oscuro”, confesó.
La cantante, que cumplió 31 años, dijo que necesitaba escuchar la voz dentro de ella para aprender el propósito de su vida. Durante su silencio autoimpuesto, decidió que quería ser cantante. Ahora con un contrato firmado con Atlantic Records, Lizzo quiere que su música haga del mundo un lugar mejor.
“Quiero ver toneladas de estrellas pop de talles grandes”. “Quiero ver la magia de las chicas negras. Sólo quiero vernos mucho más”.
Y esa actitud es una de las razones por las que dice que su música pega tanto entre las mujeres negras. Porque pueden verse reflejadas en su trabajo.
“Me di cuenta de que es porque soy quien soy que hace que estas canciones sean políticas”, dijo. “Tenés a una chica blanca, flaca que canta “Coconut Oil” (Aceite de coco) … y es una cosa. Yo la canto, y es otra cosa”.
Podríamos decir que es una Amy Winehouse más profana, una Erykah Badu más irreverente, o como Beyoncé, una artista bien dispuesta a tratar a la temática actual femenina.
Pero eso minaría toda la esencia de Lizzo de ser solamente una mujer negra tratando de ser ella misma.
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