AQEEH 13 * T. Rex/ Marc Bolan el más glam de todos

El mano a mano más célebre del rock es el clásico Beatles vs. Stones, pero además hubo rivalidades más interesantes como fue la de Marc Bolan vs. David Bowie. Otra pelea de fondo.

Nacieron con nueve meses de diferencia en barrios periféricos de Londres. Tenían misterio y belleza (Bolan llegó a ser modelo). Fueron mods, se reciclaron en hippies, vivieron a fondo el underground, pero eran demasiado ambiciosos para compartir un proyecto juntos.

Hasta coincidieron en productor, el neoyorquino Tony Visconti. Bolan fue el primero en contar con sus servicios y también se adelantó a la hora de conquistar las listas. Visconti intuyó una joya sin pulir en Tyrannosaurus Rex. Y mirá que aquello era raro: Bolan usaba su voz más infantil en letras que reflejaban el mundo de Tolkien, con el fondo de su guitarra acústica y un bongo.

Marc contaba con un poderoso patrocinador: el locutor John Peel, gurú de la vanguardia musical en la BBC. Se hicieron íntimos, hasta que Bolan recortó el nombre artístico a T. Rex y se acomodó en lo alto de las listas de ventas. De repente, Marc ya no estaba accesible para su amigo underground. Es la historia más vieja del show business, pero siempre duele.

El tiempo no fue bondadoso con Marc Bolan: firmó contratos imposibles y su obra fue maltratada. Solo ahora, a través de Universal, se están haciendo reediciones dignas. Por su parte, Bowie ha sido inteligente e incansable en comercializar su legado.

Y en un momento se electrificó y simplificó sus mensajes: fantasías calenturientas, mitologías varias, himnos para adolescentes. Entre 1970 y 1973, estaba tocado por la magia del pop, cada disco era un número uno.

Sumemos las fabulosas producciones de Visconti, que vistió canciones elementales con finas capas de cuerdas, metales, palmas y coros. También aprovechó la comunicación no verbal de Marc: gemidos, chillidos y demás ruidos vocales. La suma total era embriagadora: provocaba lo que un publicista espabilado bautizó como “T. Rextasy”, primer gran dosis de glam rock.

¿Y Bowie? Seguía en plena etapa experimental en el Beckenham Arts Lab, pero sin abandonar totalmente la industria convencional: en 1969, aparecía en festivales de la canción en Italia y Malta. También adaptó al inglés un éxito francés, “Comme d’habitude”, que finalmente Paul Anka inmortalizaría como “My way”.

Bowie fue telonero del Bolan en ascenso; debió resultar un trago amargo. David se sabía más culto que su compinche: quizás disléxico, Marc apenas sabía escribir y apenas leía libros; se informaba gracias a los resúmenes de amigos y amantes. El cancionero de David era más rico en melodías y sugerencias, pero, aparte del chispazo de “Space Oddity” (1969), solo seduciría al gran público con “Hunky Dory” y “Ziggy Stardust”. Fue recién a partir de 1972 cuando adquirió velocidad vertiginosa y llegaron los hits.

Justo cuando Marc Bolan empezaba a aflojar. Los moralistas insisten en que adquirió hábitos peligrosos. Había pasado por el hippismo sin probar ni porros ni ácido; en la cima, se habituó a consumir alcohol, cocaína y comida basura.

Nunca rompieron relaciones: el 7 de septiembre de 1977, Bowie voló desde Suiza para cantar en Marc, el programa de Bolan. Casi no se llegó a rodar: los arrogantes guardaespaldas de David chocaron con los técnicos de televisión. Nueve días después, Bolan estaba muerto, tras estrellarse su automóvil. No llegó a cumplir los 30 años.

Fuente: Diego E. Manrique Diario El País (España)

EPISODIO 13 

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