El músico etíope Mulatu Astatke lleva más de cinco décadas encendiendo los escenarios de todo el mundo, y cinco décadas han pasado desde que un muchacho etíope se fuera a estudiar ingeniería aeronáutica a los dieciseís años al norte de Gales. Y pese a su bajísimo perfil es hoy uno de los músicos más relevantes de África y la persona que más ha hecho por situar a Etiopía en el mapa mundial de la música. “Hace casi 52 años que “inventamos” el Ethio-jazz. en Estados Unidos), tierra de oportunidades donde si llegas con algo bueno y diferente tienes muchas probabilidades de triunfar. Y fue un éxito total que ha dado la vuelta a todo el mundo”, cuenta el que fuera el primer estudiante africano de la Berklee College of Music de Boston.
“Imagínate lo difícil que hubiera sido hacer eso desde cualquier país de África a finales de los 50”, se lamenta Astatke. “Crear un estilo exitoso es como crear una persona exitosa; tenés que enseñarle de todo. Matemáticas, física, química, poesía, literatura, arte… Y ayudarle a desarrollar su talento y encontrarse a sí mismo. Pero, ¿cómo íbamos a hacer eso en África por aquél entonces?”. “Recuerdo que un profesor fantástico que tuve en Berklee siempre nos decía ‘sean ustedes mismos’, y yo siempre tuve en mente eso de ser yo mismo. Había hecho muchísima investigación de grandes hitos del jazz: Miles Davis, Duke Ellington, Count Basie… Pero a la hora de encontrarme a mí mismo me vino la idea del Ethio-Jazz a la cabeza y fundé The Ethiopian Quintet”.
Astatke cogió los cuatro modales y las cinco notas que conformaban las melodías etíopes tradicionales y las mezcló con el jazz del que había estado nutriéndose en Estados Unidos. “Lo difícil entonces era cómo mezclar la escala pentatónica etíope con los doce tonos occidentales sin perder belleza. ¡Pero lo hice! Conseguí crear lo que yo llamo las cinco contra las doce. De eso va el arte del Ethio-Jazz, y nació un estilo que es tan grande como el reggae, el blues…”, cuenta orgulloso el padre del estilo, quien reconoce que su obsesión era no perder el carácter, las armonías y la belleza de la música etíope en la mezcla. “En este sentido el Ethio-Jazz es una ciencia. Solo que la ciencia juega con químicas, y nosotros lo hacemos con sonidos. Con más de 30 millones de africanos y africanas viviendo fuera de África, más un sin número de africanos esclavizados durante más de cuatrocientos años, Astatke ve urgente que migrantes y afrodescendientes actúen como embajadores para favorecer un cambio de mirada, actualmente aún muy estereotipada, cuando observamos a África desde fuera del continente”. cuenta finalmente Mulatu.
Y en este episodio van a poder escuchar la última producción de esta leyenda de la música africana, ahora acompañado por una banda llamada The Black Jesus Experience. Fuente: elsaltodiario.com