En el 2016 Babasonicos está cumpliendo ni más ni menos que 25 años de trayectoria y por eso mismo lanzó Impuesto de Fe.
Desde Pasto hasta Romantisísmico hay cientos de temas entrañables para todos los gustos. Claro está que Babasonicos se reinventó en cada disco. Estilísticamente no nos aburrieron ya que bien supieron esquivar la monotonía en cada nuevo trabajo que hicieron.
Hay que reconocer que el público que los sigue desde sus comienzos se siente algo insatisfecho con el resultado de los últimos discos y los tildan de hacer música pop prefabricada. En principio considero que el pop no es para nada despreciable, pero Babasonicos contiene partículas de rock en todo lo que hace, es cuestión de tener la apertura de escuchar y poner atención. Las letras, como siempre, varían desde el delirio irónico y burlón a poemas plagados de contenido. Lo que hace que escucharlos sea una experiencia musical impredecible.
El último material que se dio a conocer es Impuesto de Fe, una especie de unplugged filmado en México a fines del año pasado. Cabe destacar la sofisticada calidad de imagen y sonido de la performance, la manera de reversionar sus propios temas utilizando una rica variedad de arreglos e instrumentos diferentes, tocando y cantando con una profesionalidad indiscutible.
Impuesto de Fe combina temas viejos en un formato nuevo que incluye Puesto, Sin mi diablo, Yegua, Rubí y Los Calientes entre otros. No podría caer en el lugar común de decir que es un compilado de grandes éxitos porque dejaríamos de lado muchísimo material de otros discos. Pero contiene versiones suaves de temas memorables. A la hora de elegir el repertorio, Babasonicos no olvidó sus orígenes e incluyó Natural (de su primer disco, Pasto), Su Ciervo, de Dopádromo entre otros. Lo destacable de Impuesto de Fe es el meticuloso trabajo en vivo que resultó en un disco que vale la pena escuchar.
